Es una vasta área de cementerio, desarrollada en cinco niveles. Actualmente solo una parte de los dos niveles superiores son accesibles y un área del nivel central, que parece ser el área más antigua.

Se realizaron cambios importantes en la red de catacumbas en relación con el fuerte culto que se desarrolló alrededor de la figura del mártir Hipólito. Si, inicialmente, cerca de la tumba venerada, se encontraron numerosos entierros, estos se destruyeron más tarde para crear un primer entorno más grande y más monumetal, que contenía en su centro el sepulcro de Hipólito; El Papa Dámaso (366-384) también le colocó una inscripción en verso y, según lo que dice Prudencio (XI himno del Peristefhanon), sobre el altar apoyado contra la tumba, se pintó una pintura que representaba el martirio de la Santo.

A mediados del siglo VI, el santuario fue ampliado, convirtiéndolo en una verdadera basílica hipogeana, dividida en tres sectores con una gran escalera de acceso. El santuario fue visitado al menos hasta finales del siglo VIII.