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Área funeraria ubicada a lo largo del Salaria Vetus. El cementerio, que se remonta a la primera mitad del siglo III. d.C., se organiza en tres niveles; en un túnel del núcleo original, cerca de las escaleras, se depositaron los mártires Proto y Giacinto, mientras que la tumba de S. Hermes se encuentra en una región que se desarrolló a un nivel inferior.

Mientras que el ambiente en el que descansan los mártires Proto y Giacinto fue monumentalizado durante el siglo IV, en la tumba de S. Hermes se construyó, entre el siglo VI-VII, una basílica semi-hipogea con una sala cuadrangular, ábside semicircular y arcos transversales que la dividen en tres tramos.

En la edad media, en el muro izquierdo de la basílica, se abrió un oratorio, probablemente funcional para un asentamiento monástico. En 1940, el arqueólogo Sandro Carletti descubrió un nicho con frescos, arriba, un Cristo en un clipeo entre dos ángeles y, abajo, una Madonna entronizada con un niño, los arcángeles Gabriel y Rafael y los santos Hermes, Juan el Evangelista y Benedetto. Los frescos se han fechado recientemente en la segunda mitad del siglo XI.