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Área funeraria ubicada a lo largo de la Via Nomentana a unos 400 m del complejo circense de S. Agnese. La catacumba nació durante el siglo III. DC de una villa rural romana anterior que había asumido la función de necrópolis subdial debido al abandono.

El complejo se encuentra en dos niveles con una densa ramificación de los túneles, incluyendo uno de los más largos de Roma, casi 200 m. Aquí se conservan varias pinturas murales al fresco, de las cuales las más antiguas datan de la primera mitad del siglo IV. d.C., con las figuras de los mártires depositados en la catacumba.

Cabe destacar el cubículo doble, dividido en dos por un arco, que tiene bóvedas de crucería, columnas con capiteles, un tragaluz y, tallado en la toba, una silla con una mesa de oleorum para lámparas encendidas en honor de los mártires. Esta silla no es la única presente en el cementerio, de hecho, hay otras siete que se encuentran todas ubicadas en un área de la catacumba que data del siglo IV. d.C., llamada precisamente “región de las cátedras”.

Además, en la catacumba hay muchas otras pinturas murales que representan episodios bíblicos y escenas de la vida cristiana.